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martes, 30 de agosto de 2011

Lo que la verdad esconde... debajo de la concha.

Es cosa de tortugas.

"Me habría suicidado". 

Tortugas, animales la mar de alegres, criaturitas de lo más agradables, bichos que van sin prisa ninguna por todos sitios, como si no los esperasen en casa con la comida en la mesa una tortuga en bata y con los rulos puestos.
Todos conocemos su faceta más agradable, la de animal de compañía tranquilo y poco hablador que mira con gesto aburrido a sus dueños cuando estos se acercan con un aro en llamas, esperando que el bicho haga un truco.
¿Es esta la verdadera identidad de las tortugas o, por el contrario, sólo una fachada?
No, definitivamente no, al menos es eso lo que nos puede decir, de primera mano, Frísbulo López, heredero de una larga estirpe de criadores de tortugas para pajarerías. “Durante generaciones, mi familia se ha dedicado a la cría de estas malas bestias, mayormente para la vida con familias dispuestas a mantenerlas y con medios para ello, y en una pequeña cantidad, para el trabajo en el campo” nos explica.
Nos los explica, desde luego, desde una cama en el hospital Nuestra Señora de los Ardores, donde se encuentra ingresado desde el pasado sábado. “Ahora estoy mucho mejor, pero lo he pasado muy mal, hubo momentos en los que deseé suicidarme, y otros en los que… bueno, en fin, que mi infierno ha terminado”.
Fueron los vecinos quienes lograron salvarle la vida al pobre hombre, que pasó, aproximadamente, un mes encerrado en su pequeño criadero de tortugas bajo la atenta mirada de sus agresivos captores. “Esas cabronas querían venganza, me torturaban, me golpeaban con calcetines usados y me lanzaban cacahuetes a la cara, hubo momentos en los que deseé morir”.
Casado y con catorce hijos, este hombre debió ser echado en falta en su hogar, pero al parecer, según informes de la policía, durante su encierro Frísbulo fue sustituido en su hogar. “Aquél día llegó más raro de lo normal, y es que el contacto con tantas tortugas, siempre hunde a cualquiera, pero aquél día lo vi más pequeño de lo normal, y como con concha” nos explica su esposa.

"Escuché el escupitajo contra mi coche".

El grupo de tortugas envió a uno de ellos para que, con las ropas del hombre y una peluca, lograron confundir al completo a la familia durante todo el tiempo.
Afortunadamente para él, una de las tortugas que lo capturó necesitó ir al baño, dejándolo mal atado porque “un apretón lo tiene cualquiera”, logró desatarse, llegar hasta la ventana y gritar pidiendo socorro. Como suele pasar, los vecinos no lo escucharon, pero entonces Frísbulo lanzó un escupitajo sobre un coche aparcado en la calle. “Estaba viendo la tele cuando escuché el lapo contra mi coche, salí a la calle dispuesto a matar si era necesario, pero sólo escuché al tío este, pidiendo ayuda” nos cuenta el vecino que logró descubrir los acontecimientos.
Frísbulo se recupera favorablemente, estaba algo desnutrido y muy traumatizado, cosa comprensible porque no todos los días un grupo de tortugas encierra a su criador.
“No sabemos qué querían de él, sin embargo esperamos que en los interrogatorios logremos sacarles algo a las tortugas, y desvelar si son hechos aislados o un grupo bien preparado atacando en masa” nos cuentan los agentes.

 
No sólo se han negado a la hora de hacer declaraciones, sino que se han puesto chulas con las autoridades, la tortuga que vemos en la foto, encargada de sustituir al rehén (bien caracterizada) mordió a un agente para intentar quitarle el arma en medio de su arresto.
Una locura, señores.


 “Yo estoy contento, mi infierno ha pasado, y estoy agradecido a mis dioses paganos de seguir con vida, porque me he visto muerto en varias ocasiones”.
Desde la redacción, deseamos a Frísbulo una pronta recuperación, aunque no parece posible, mientras que confiamos en que la justicia haga lo necesario para alejar a las tortugas detenidas de los ciudadanos que se ganan el pan de manera honrada.
Desgraciadamente, ya hay grupos que solicitan la libertad para estas tortugas, insistiendo en que la policía no tiene autoridad para encerrarlas.
Esperamos que todo acabe bien y deseamos lo mejor a la familia de Frísbulo.
Seguiremos informando.

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