Los alumnos saldrán preparados para el mundo laboral.
“En mis tiempos todo era diferente”.
La educación
es una cosa complicada para muchos, en otras épocas los jóvenes aprendían
observando a los mayores, hasta que se hacían mayores y eran observados por los
nuevos jóvenes.
Hubo otros
tiempos, por ejemplo, en mis tiempos, uno no se hacía hombre yendo a un
colegio, nada de eso, cuando yo era joven uno se hacía hombre yendo a una
mazmorra a pelear contra monstruos para ir subiendo de nivel y encontrar armas,
armaduras, tomos mágicos… ¡¡y al final teníamos un jefe de verdad!! Sólo
aquellos que abatían al jefe de la mazmorra salía de nuevo como un hombre… o se
sumaba a la lista de huesos anónimos que servían de decoración.
Y luego
empezaron las clases, los jóvenes tenían que ir al colegio para aprender a
sobrevivir en un mundo adulto que, año tras año, se volvía más complicado.
¿Cuántos de los lectores son capaces de avanzar en el complicado mundo laboral
actual?, ni siquiera aquellos que decapitamos al jefe de la mazmorra y llevamos
a subir hasta el nivel máximo sin necesidad de pociones, lo tenemos jodido.
Pero el
ministerio de Educación se ha dado cuenta de todo eso, por lo que se ha
decidido reestructurar la educación para crear “aulas en las que los jóvenes se
preparen de verdad para el mundo laboral que les espera en el futuro”.
El Instituto
I.E.S. Cabezón Purpúreo de Villapato, localidad Onubense famosa por sus
merluzas en escabeche, fue el escogido para realizar una prueba. “Se buscaba
comprobar el efecto de los nuevos sistemas en un grupo de adolescentes”, según
nos explicó el director del centro.
Como medio
de prensa acerditado, nos presentamos en la clase para comprobar cómo
funcionaba el asunto. A continuación, la verdadera noticia, lo demás es paja.
Los jóvenes
entran a la misma hora que con el sistema actual, pero el profesor empieza su
clase a voces, con mal humor, empleando un vocabulario soez y poco correcto
para un aula que intimida a los jóvenes.
“Varios alumnos acaban en el pasillo”.
En medio de
una asignatura, uno de los profesores trae a un señor británico que, en un inglés
impecable, pide un café a uno de los alumnos. “Es importante que sepan inglés,
y servir cafés, porque es eso lo que van a terminar haciendo los que sean hijos
de currantes, servir cafés en el extranjero”, aclara el profesor.
Cuando el
alumno no sabe cómo hacerlo, el profesor se lo lleva aparte, pero todos podemos
oír cómo le grita, amenaza, e insulta. El alumno vuelve a la clase tembloroso,
aterrorizado, y cuando le toca de nuevo servir un café y no sabe cómo hacerlo
de manera correcta, el profesor lo echa de la clase, colocando en el pupitre
del joven “a cinco negros que cobran la mitad y hacen el doble”.
Se repiten
los gritos y las amenazas a los alumnos, y varios de ellos acaban en el
pasillo, sustituidos por inmigrantes sin papeles. Los alumnos que todavía se
mantienen en sus sitios parecen al borde de un ataque nervioso, y respiran
aliviados cuando llega la hora de salir, pero el profesor les dice eso de “si
queréis volver mañana, os vais a tener que quedar hasta la noche”.
A la una de
la madrugada, el profesor vuelve a hablar: “os podéis ir, pero mañana a las
seis de la mañana os quiero a todos aquí, que os voy a enseñar a hacer cola, el
que no venga el viernes, que ni se moleste en venir el sábado, y no hablemos
del domingo”.
Los escasos
alumnos salen a toda prisa del aula, bajo la atenta mirada del profesor. Según
los informes, han llegado a sus casas amargados, preguntándose si merece la
pena seguir asistiendo a las clases, y odiando al profesor.
“Es eso
exactamente lo que se buscaba, crear un ambiente lo más similar al mundo
laboral actual para dar a los jóvenes unas preparación realista, acorde con los
tiempos” nos explican desde el ministerio, decididos a implantar el nuevo
sistema en todos los institutos españoles.
Seguiremos
informando.