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domingo, 7 de agosto de 2011

Cucarachas y desahucio

Con soldados y todo.

"Había un tío de Cáceres".

La familia Bernal ha dejado que la prensa conozca, por fin, lo que realmente pasa en su casa, y es que en la casa de Gilberto Bernal, oriundo de Tuerculo, en la provincia de Cádiz, se ha convertido en el lugar más intrigante de todo el pueblo “desde que el hijo de la Bernarda empezó a desenterrar cadáveres del cementerio y sentarlos en su salón para que le hicieran compañía”.
Los vecinos del pueblo han estado pululando la casa como perio… los tíos estos a los que contratan los programas de Tele5, esos a los que echan de la carrera de periodismo cuando los pillan masturbándose en los servicios con una foto un famosete de turno… esos.
“Si es que todos sabíamos que algo pasaba, en los pueblos, estas cosas se huelen, las marujas lo notamos todo, desde luego que siempre hemos sabido que en esa casa algo fallaba”.
Gilberto, hombre honrado y padre de familia de clase media tirando a pobre, con tres hijos y varios gatos a los que alimentar, “más parao que un avión de mármol” según palabras del propio señor, ha tenido problemas de liquidez económica desde que empezó la crisis.
“Yo me dedicaba a la venta de ilusiones, vendía casas, pero claro, desde la crisis, sólo he estado optando a echar a gente de sus casas. Hace un mes y medio, tuve miedo que me echaran de la mía”, nos explican.
A un mes de terminar de pagar la hipoteca y ser libre por fin, el gobierno le ha quitado el subsidio y no ha podido realizar el último pago. “Pues sí, vino un señor del banco y nos dijo que, aunque no era lo que querían, no les importaría quedarse con la casa a cambio del plazo de 200 € que debíamos”.
“El pobre Gilberto estaba nervioso, incluso se rumoreaba que se había agenciado una escopeta para espantar al del banco cuando fuese en busca de la casa”.
Ayer mismo, los señores trajeados del banco junto a varios representantes del ejército español (dos colombianos, cuatro venezolanos y un tío de Cáceres) armados hasta los dientes con un tanque “porque claro, nosotros somos los que sacamos a la gente de la crisis, necesitamos garantías”.
Cuando los soldados entraron para desalojar la vivienda, lo hicieron a lo contundente. “Le pidieron a Gilberto que cerrase la puerta para tirarla abajo con el tanque, el del banco se frotaba las manos y no dejaba de decirle a los soldados que tiraran a matar, que seguro que los de la casa eran malas personas” nos explica una vecina.

"Tomás se mostró muy cortés".

Armados y dispuestos a abrir fuego contra los que habitaban la casa, entraron. “El pequeño de la familia estaba jugando con una pistola de plástico, y los soldados abrieron fuego contra él ante las órdenes del tío del banco. Por suerte, como las armas eran de fabricación españolas, se encasquillaron todas menos la del tío de Cáceres, que salió a hacer un recado”.
La sorpresa llegó cuando los soldados entraron a la cocina y encontraron allí una cucaracha de al menos dos metros de altura. “Estaba sentada a la mesa, leyendo el periódico del día y tomando café, cuando llegó el de Cáceres, le preguntó cómo había quedado lo de Sol”.
Como es de esperar, los soldados y el banquero se fueron, pero la noticia, siguió adelante. “La cucaracha la llamaos Tomás, porque me recuerda a mi difunto padre. Una noche fui al frigorífico a por agua fresca y al encender la luz me la encontré, sentada en el sofá, con una bata, zapatillas y los rulos puestos. Me explicó que tanta mierda como hay en España las pone bien gordas”.
Tomás, la cucaracha, se mostró muy cortés con los medios, explicando que, al verlo tan cansado de la vida de cucaracha, la familia lo adoptó como uno más de la familia.
“Ahora Tomás nos hace la compra, aunque los vecinos lo veían como un bicho raro, pero por suerte hace un rato la hija de la vecina ha llegado con un niño negro en brazos y las marujas se han ido a otra cosa”.
“Si es que no es del marido, estoy segura de que se ha liado con un negro, que eso de los genes recesivos es una pamplina” nos explican las marujas, que ya no dan importancia a Tomás.
Por su parte, el banco ha exigido a Zapatero que prohíba las cucarachas de dos metros de altura, a lo que el presidente ha respondido: “A mí me dejáis, que esas cosas las lleva Rubalcaba”.
Seguiremos informando.

2 comentarios:

  1. hacía días que no me reía tanto, me ha encantado lo de las armas de fabricación española, y especialmente lo de los representantes del ejército español.
    Un abrazo, J.J, no vayas a creer que me he olvidado del camino desde mi blog al tuyo (jaja), realmente estoy muy pero que muy justa de tiempo!

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  2. Lo sé, Bea, no te preocupes, un placer tenerte por aquí, me alegro de que hayas disfrutado con la noticia, para eso se hacen xD.
    Saludos.

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