Ah, ya se acerca la navidad, la época del amor, la
paz y todas las cosas bonitas. Es el tiempo en el que el hermano da la mano a
su hermano, la época en la que el vendedor de abrigos abriga al desamparado, y
los días en que el banquero sigue…, bueno, haciendo de banquero pero con
adornos en el escritorio.
Sin embargo, aunque la navidad es la época del
amor, la paz, y todas las cosas bonitas, la navidad siempre ha estado
terriblemente ligada al tema zombi, ya sea por lo que se celebra en las fechas
(el nacimiento de mi tocayo Jesús, una persona a la que torturaron hasta la
muerte), o por la actitud de las personas, pero estas fiestas son truculentas.
Personas que caminan por pasillos abarrotados con
la mirada perdida, el gesto torcido y señalando precios en los supermercados,
gente que avanzaba en medio de una calle cualquiera, con pasos vacilantes,
tarareando villancicos entre gruñido, acompañada por el aroma del alcohol.
Zombis, es el tema de esta entrada, que lejos de
ser una noticia, es un aviso. Y es que el tema de los zombis es el tipo de tema
que preocupa de verdad a la gente. Ya sé que el blog lleva mucho tiempo
abandonado, pero por motivos personales y, sobre todo por motivos de mejora de
la experiencia de información en el blog que todavía no se han llevado a cabo,
está todo un poco parado.
Pero Ex — Mundo es un medio comprometido con sus
lectores, con los cuatro, por lo que vamos a publicar, poco a poco y por
fascículos, una guía que ayudará a todos los lectores a sobrevivir en un mundo
plagado de zombis.
Cuando llegue el acabose, el fin de las cosas, el
adiós definitivo de las magdalenas, ¿qué haréis?
Aprenderéis a usar el entorno a vuestro favor, a
enfrentaros a un enemigo que parece atontado, y que de hecho lo está, con todo
tipo de armas. Comprenderéis la importancia de escoger bien los lugares en que
acampar, y el valor de haber construido un alto muro alrededor de vuestra casa,
aunque la gente os llame tarados.
Así pues, queridos lectores, confío en que bebáis
de mis enseñanzas, porque soy un tío
gordo con barba y el pelo largo que juega a rol cuando puede, por lo que soy el
tipo de persona que sabe mucho del tema.
Introducción.
1.
¿Qué
es un zombi?
El zombi, esa criatura que a menudo nos encontramos
en nuestros supermercados, y más comúnmente en sus casas, sentados ante la tele
viendo Sálvame y todos sus derivados, es un gran desconocido para muchos.
Es un animal gregario, le gusta apiñarse en grupos
de muchos, como demuestran los que se ven en los centros comerciales,
especialmente en fechas próximas a navidad (octubre-febrero, según las
promociones). Tiempo atrás fueron personas, o al menos, lo parecieron, pero
ahora son criaturas sedientas de carne y sangre.
Se ha extendido el falso (y peligroso) rumor de que
los zombis sólo buscan comer cerebros, pero no os engañéis. Hay personas que,
por ser tontas, se han creído a salvo, descubriendo cómo una horda de criaturas
sin alma que sólo saben emitir sonidos sin sentido, se lanzaba sobre sus
cuerpos (aunque parece que hablemos de políticos, seguimos hablando de zombis).
Entrando en el tema principal, un zombi es, lo que
en idioma vulgar, se denominaría “un bicho”, término que abarca desde la
hormiga al diplodocus. Concretamente, es un bicho antropomorfo, pariente
cercano de las personas que compran de manera compulsiva o que ven Sálvame muy
a menudo, pero de una rama muy diferente.
Por su movimiento, olor, y forma de comunicarse, se
los puede confundir fácilmente con borrachos sucios, por lo que, en caso de
duda al colocarse uno delante del coche, no lo dude, acelere al máximo. Hay
gente que dice eso de “¿Y si no es más que un borracho sucio?”, pero yo soy de
los que dicen “¿Y si es un zombi?”.
2.
Características,
cómo identificar un zombi.
Los zombis, dentro del marco físico habitual en un
ser humano, no son muy distintos. Algunos carecen de ciertos miembros, incluso
de ciertos órganos, pero eso no los vuelve menos válidos para tareas como
destripar, devorar, e ir a por el periódico cuando llega la mañana.
Un superviviente experto podría identificar un
zombi en cualquier situación, desde una noche cerrada en un bar de carretera,
hasta una invasión en medio de la ciudad. Por desgracia, como no todos son
expertos en el tema, tenemos que recurrir a patrones simples para identificar a
los zombis. El movimiento lento del que ya hemos hablado, y el comportamiento
inusual, son señales importantes, pero aún así se pueden generar dudas.
Los zombis, como todos sabemos, no sienten dolor, y
sólo se los puede matar machacándoles el cerebro (tema que trataremos más
adelante en mayor profundidad). Esto nos deja un abanico de posibilidades muy
interesante, desde meterle un dedo en el ojo, hasta preguntarle. Algunos de los
factores para distinguir a un zombi de cualquier otra criatura es:
—Las lesiones letales:
Si un señor se os acerca con medio cuerpo
arrancado, por el amor de los dioses, no os quedéis mirándolo como bobos y
diciendo eso de “madre mía, ese señor está hecho polvo”, no hombre, no. Corred,
corred como si os siguiera el dueño del restaurante con la factura en la mano, corred
con todas vuestras fuerzas y, por favor, en dirección opuesta al zombi.
Muchos han cometido el error de preguntar hasta
veinte veces eso de “oiga, ¿se encuentra bien?, si quiere llamo a un médico”,
antes de que un zombi con media cara, sólo un brazo, y con un agujero enorme en
el pecho, le arrancara la piel a mordiscos.
—El contacto:
Aunque parezca una tontería, a menudo la mejor
forma para identificar a un no muerto, es acercarte a él. Si intenta morderte,
es un zombi, pero si te mira con extrañeza, no lo es.
Esta técnica no es muy recomendable, porque el
mordisco de un zombi puede ser muy dañino para la salud. Se conoce de casos
extremos en los que los mordidos, además de convertirse en zombis, han
contraído todo tipo de enfermedades.
—La entrepierna:
La manera más divertida, si se tienen medios para
ello, es la entrepierna. Si se tiene un arma de fuego, una lanza, o un palo
largo, mi consejo es impactar todo lo posible en la entrepierna del individuo.
Si es un zombi, no se quejará, sino que seguirá acercándose a nosotros con
andar lento y vacilante, por lo que podemos pasar a repetir la operación contra
su cabeza para abatirlo, o pasar el rato golpeándole la entrepierna.
Si no es un zombi, seguramente se quejará, se
doblará por el dolor, y es posible que vomite. En tal caso, agarrad el arma con
fuerza para evitar que os encuentren por las huellas y corred a cambiar de
look.
3.
Datos
importantes sobre los zombis.
Los zombis se han mitificado mucho, lo que nos
lleva a pensar de manera poco acertada cuando nos encontramos con uno. A
continuación, para cerrar la introducción, datos importantes a tener en cuenta
sobre los zombis.
—A pesar de lo que diga el cine, los zombis no se
pueden amaestrar, no hay manera. Se ha intentado preparar un grupo de zombis
para formar un cuarteto vocal, pero no hubo manera, y en todos los concursos a
los que se presentaros quedaron en tercera o cuarta posición.
—Los zombis no se cansan, pero que nunca. Sus
cuerpos se agotan, sus músculos no se regeneran y dejan de funcionar, pero
ellos siguen a lo suyo, cabezones, hasta que el cerebro se apaga, entonces se
convierten en muertos no andantes.
—Ofrecer algún conocido a los zombis para que le
ataquen, y tener tiempo para escapar, es un método rastrero y mal visto, pero
es cojonudo cuando hay que escapar, por lo que va de perlas ir en un grupo con
otras personas que puedan actuar a modo de carnaza.
—Los zombis no tienen poderes especiales, no saben
hacer magia ni juegan a las cartas. Sólo son personas contaminadas que desean
devorar todo lo que pueden.
Hasta aquí esta introducción a la Guía de supervivencia
zombi para tontos, en la próxima entrega trataremos, más profundamente, temas
más importantes e interesante.
Saludos y, como siempre, seguiremos informando.
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