¿Toro sí, torero no?

Ahora el asunto este de los toros se ha puesto de moda, se sabe que hay un grupo de personas que no está a favor de los toros y otro grupo que sí. ¿El problema? Que como siempre el ser humano, descendiente orgulloso de unos simios que se meten el dedo en el culo sólo para hurgarse luego la nariz, no sabe mantener la boca cerrada.

Ambos grupos tienen sus principios, y a cada uno de los dos grupos se les ha sumado un rastro de personajes de turno que, lejos de respetar sus propias ideas, sólo hablan a favor del colectivo que más les interesa.

El tema tiene como origen la educación, algunos tenemos un familiar que disfrutaba con los toros y por eso no nos escandaliza el tema, aunque la verdad, cuando en cada noticiario hablan de muertos en atentados y hambruna... la muerte de un toro a manos de un grupo de personas, me parece poca noticia.

El bando de los aficionados al toreo, insisten en que es tradición, tal vez sea una burrada, pero es tradición. Estoy de acuerdo, es tradición, sin embargo, desde el punto de vista de un observador imparcial que vive y deja vivir hasta que obtenga armamento nuclear, podría ser tradición sin necesidad de torturar al toro e incluso dejarlo con vida para que disfrute de una buena vida como semental, pero parece que hay demasiados envidiosos de por medio.

Desde luego, para tradiciones, lo mejor que podríamos hacer es usar políticos, son fáciles de encontrar y en el fondo no sienten ni padecen, la sociedad los ha criado grandes y gordos y un par de pinchazos les despierta la bravura. No lo olvidemos, para hacer una tradición sólo hay que repetir una cosa estúpida más de una vez, como la tradición de las bodas de la duquesa de Alba.

Al bando de los que se oponen a los toros, esos que preguntan por qué tal salvajada, les pido que recuerden que el ser humano es la especie que ha evolucionado porque, pura y llanamente, es el omnívoro más cabrón del parque, por eso los demás animalitos nos huyen en el campo y se niegan a jugar con nosotros.

Necesitamos ser agresivos, es nuestra naturaleza, por eso las guerras y los asesinatos, por eso a la gente buena les pasa cosas malas, señores. Muchos preguntan si tendría la misma gracia cambiar al torero por un toro y al toro por un torero. A ver, la verdad es que, personalmente, pagaría por ver a un toro metido en ese trajecito de juguete y apuñalando a un torero de mala manera, de hecho, seguiría yendo gente a verlo porque, seamos sinceros, eso ya se hace en tele5 sólo por el morbo, y la técnica funciona sin necesidad de matar toros.

Siempre existirá la eterna batalla, y no, no hablo de la batalla final entre los unicornios y los hombres lobo, sino la batalla entre los de derecha y los de izquierda, los retrógrados y los progres, los ateos y los cristianos, los amantes del toreo y los antitaurinos. Admitamos, queridos lectores, que entre aquellos simios, que se chupaban el índice tras una larga intrusión en sus anos, y sus descendientes, nosotros, no hay demasiado cambio.

En fin, el ser humano no cambia, cosa poco sorprendente, y sigue discutiendo con sus semejantes por la primera gilipollez que se les cruza por la calle, aunque no sepan siquiera lo que es un toro. ¿Por qué no discutir de temas importantes?, simplemente, porque preferimos perder el tiempo con bobadas y peleas absurdas.

Desde Ex – Mundo, sólo quería decir que, personalmente, me parece lamentable ver tanto coraje defendiendo a los animales cuando, en el fondo, nos importa una mierda nuestra propia especie. No olvidemos que, mientras nos peleamos desde la comodidad de nuestros sofás, en el mundo siguen pasando cosas malas a la gente buena, que sigue habiendo guerras y muriendo gente de hambre, frío y sed. No olvidemos que hay suelto un animal sanguinario y es el hombre, así que, primero solucionemos los problemas de verdad y luego, podremos matarnos como nos plazca por lo que mejor nos parezca.

O  también meternos el dedo en el culo y ver a qué sabe, lo que prefieran sus señorías.

Seguiremos informando.