Halloween, aterradora noche de brujas.

Con brujas.

"Los niños mueren en las aceras".

Hoy ha pasado a disposición judicial Anacleto Pinzas, señor de Aragón que sembró y recogió el pánico ayer en la localidad de Masdenverge, Tarragona. “Siempre fue un vecino algo apático, la verdad es que nadie se esperaba que las cosas sucediesen así” nos narra una vecina.

Jalogüin es una fecha muy señalada en algunos calendarios, sobre todo en los calendarios de las grandes empresas que lo importaron desde el extranjero para tener otro motivo más con el que ganar un pastizal vendiendo chucherías. El día de los señores difuntos, de aquellos que ya no están o al menos no del todo.

Como cada día tras la noche de brujas, ha sido sorprendente ver la gran cantidad de críos tirados por las calles, pidiendo dinero para el bus y frotándose los brazos con insistencia mientras luchan contra el mono, y es que ingerir catorce kilos de azúcar es agradable, pero el cólico nefrítico no te lo quita nadie. Hoy hay montones de niños tirados por los rincones, huyendo de la luz como pequeños vampiros con sus disfraces destrozados tras una noche de la que no recuerdan nada.

Víctimas de una sociedad consumista que reparte dulces de casa en casa, estos niños desamparados hoy, que van muriendo en las aceras uno tras otro porque algunos no recuerdan el camino a casa, serán recogidos por el camión de la basura para evitar molestias a los demás transeúntes.

Fue un grupo de estos niños el que asaltó la casa de Anacleto, que, como cada Halloween estaba sentado delante de la puerta con su escopeta de corredera en las manos. Si los niños llamaban abría la puerta lentamente y les propinaba un cartuchazo a bocajarro. “Alcancé de lleno a quince niños, tuve que rematar con el cuchillo a tres más y se me escaparon dos, creo que uno con heridas leves”.

"Disparaba a la cabeza para no dañar las pieles".

Según fuentes fiables el acusado, Anacleto, metía en casa los cuerpos sin vida de los niños, los despellejaba y guardaba la carne en el congelador y colgaba la piel en la cuerda de tender para que se secara y venderla a Lady Gaga como ropa nueva.

“Es que los niños ansiosos por obtener azúcar son muy peligrosos, uno me amenazó con tirarme un huevo a la fachada, pero le quité las ganas cuando le descerrajé un cartuchazo en plena cabeza, angelito”.

Los padres del pueblo están asustados, los servicios de rescate siguen bajando niños de los árboles, encontrándolos en alcantarillas o debajo de coches. “Se pasan de la raya con el azúcar y el caballo blanco los lleva a los sitios más extraños”. Debido a eso, no se sabe qué niños son los que han desaparecido en la localidad y cuáles son los que ha cazado Anacleto ya que disparaba a la cabeza para no dañar las pieles.

“Es una pena, cada año perdemos al menos a veinte niños por culpa del posthalloween, ya sea tirados en las calles o en los hospitales, este año hay muchos más”.

Anacleto mantiene la defensa propia como escudo ante las quejas de la policía, y piensa ir al juicio con un bocadillo de niño, para el receso.

Mientras tanto, en toda España siguen apareciendo niños tirados en los rincones más insospechados, intoxicados por el azúcar e incapaces de controlar sus funciones corporales. Otros muchos han desaparecido al llamar a puertas de señores tremendamente amables que ofrecían caramelos y una visita dramática a cobertizos sin ventanas.

Muchos, han cabalgado a lomos del caballo blanco por última vez.

Seguiremos informando.