Atención, la redacción de Ex – Mundo advierte: Este piriódico no es apto para su lectura durante la conducción de maquinaria pesada, vehículos por autovía, durante la ingestión de alimentos sólidos o en situaciones de peligro extremo. Con este aviso deseamos evitar más muertes, gracias por su atención.

martes, 22 de marzo de 2011

Lo que todos sospechamos pero nadie nos cuenta de la telefonía.

Hay algo que nunca me ha gustado admitir, pero que haciendo una excepción, admitiré hoy: una vez fui un niño. No un niño guapo ni uno muy listo, simplemente un niño estándar.
Aún recuerdo aquellos días de juventud, un yo bajito, moreno, de orejas demasiado grandes y cara de tonto. Ojala pudiese decir que me crie en la Rusia soviética (como a veces afirmo empleando acento ruso) o en el Bronx (cosa que afirmo igualmente). Eran tiempos en que la gente podía encontrar trabajo buscando un poco y en los que un teléfono móvil era un objeto, con forma de ladrillo, de antena grande y aspecto antediluviano que convertía a su poseedor en una persona querida y admirada al momento. Recuerdo el primer teléfono móvil que hubo en mi casa, un Sony Ericcson, creo que el primero de la marca, que igual servía para hablar que como arma arrojadiza. No había opción para ponerles mp3, ni videos, ni copiarles música a la tarjeta… nada, sólo llamar y poco más.
Es evidente el salto que se ha dado de los primeros modelos hasta los actuales, que pueden hacer de todo. sms, gps, juegos, programas, sistemas operativos, calendario, fotos, vídeo..., incluso los hay que todavía sirven para efectuar llamadas si la cobertura lo permite, cosa muy poco habitual.
Antes tener uno era cosa mala, porque daban muchos problemas y no eran fáciles de conseguir por el limitado catálogo. Hoy, hay tres formas principales:
1-Los proletarios, heredan los teléfonos móviles de familiares que no los usan o tienen uno nuevo.
2-El método más común. Te vas a hacerte de contrato y te dan uno.
3-Soltar un pastón y comprarse uno de esos que tiene de todo.
En el segundo caso, y por contrato, cuando llegas diciendo que quieres hacerte de contrato todo son sonrisas, alegría, incluso puede que abrazos. Rellenas unos papeles, con todos tus datos y demás y cuando acabas el encargado de la tienda reparte matasuegras, grita de alegría y, a veces, principalmente si es un hombre cariñoso, cordial y juguetón, es posible que intente llevarte a la cama.
Al día siguiente te levantas en un futón desconocido, el recuerdo de la noche anterior es una cosa viscosa, informe, en blanco y negro, que no logras captar del todo. Probablemente el dueño de la tienda yazca a tu lado aún dormido y tú tengas el culo bastante dolorido (normalmente no importa si eres chico o chica o el sexo del encargado, te acaban dando por culo).
Enhorabuena, has superado los trámites para obtener tu contrato y tu teléfono móvil. Lo primero que puedes hacer es tirar las instrucciones, probablemente vengan en un idioma extraño o ni siquiera puedas entenderlo, lo siguiente es jugar hasta que se te quede bloqueado un par de veces. Luego dejarás de mirarlo y te centrarás en otras cosas, como los estudios, vivir…
Entonces llegan esas frívolas llamadas del 1441. Empiezan con una llamada aislada, si fuese una guerra hablaríamos de un explorador. Esa llamada tantea el terreno para saber a qué se enfrentan. Recordad: Ellos son profesionales y tú simplemente, un desgraciao con un móvil.
Son eficaces, por ello, si no lo coges la primera vez volverán a llamar, y las llamadas crecerán a un ritmo exponencial día tras día. No aceptéis llamada alguna, no os hagáis los héroes, recordad lo que le pasó a William Wallas. De héroes, está lleno el cementerio.
No les importa que les digas que no estás interesado, que les insistas en que no tienes móvil, que digas que eres un esclavo y tu amo blanco está de putas, emitas gritos, acerques el móvil a los altavoces mientras suena música… no les importa, lo he probado todo pero son profesionales. Sabes que soy yo quien imito animales de granja, que soy yo el que insiste en que no tengo teléfono y hablo desde una berenjena.
Es la cara triste de las empresas de telefonía en España. Cuando te haces el contrato todo son besos, alegría y matasuegras, no te dicen que te van a acosar hasta que te superen y supliques aceptar su nueva oferta. ¿Y si cambias de empresa?
Descubrirán tu nuevo número, porque aunque está prohibido que tú vendas información confidencial de una empresa, no está prohibido que ellos jueguen con tus datos. Te encontrarán y te llamarán, probablemente engañándote diciendo que son de tu empresa actual y necesitan que des el consentimiento para hacer un cambio sin importancia.
Nunca aceptéis llamadas de estos números, porque lo que pasa… Aceptas una llamada y hablas con un tipo muy simpático (normalmente de sur América), y al día siguiente te falta dinero del cajón, tienes una úlcera de presión y tu hija está preñada, joder, lo he visto cientos de veces.
Queridos lectores, no sé realmente si esto es un monólogo, una noticia o qué se yo, pero realmente no importa porque esto sólo lo leo yo. Pero mi consejo es que, si os empiezan a llamar teléfonos como 1441, no os fiéis. Si luego os llama un móvil que no conocéis, no os confiéis que son ellos. Están ahí, acechando. ¿Qué podéis hacer? Hay muy buenos cirujanos estéticos, y muy buenas casas en venta.
No toleréis esas cosas, ya duele bastante cuando nos destrozan el ojal el día que firmamos el contrato, que no se acostumbren o tendremos que comernos los garbanzos amarrados.
Seguiremos informando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lector, puedes comentar, y no te preocupes si no tienes nada importante que decir, puedes insultar también o mandar amenazas... en Ex-Mundo, estamos acostumbrados.