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lunes, 14 de febrero de 2011

San Valentín.

Podríamos hablar sobre los inicios de la fiesta, por qué en los países del norte se escogió esta fecha al ser el día en que se aparejan los pájaros y luego… pues eso, como en los bautizos, ya sabéis cómo acaban esas cosas. Podríamos hablar sobre la fiesta en sí, pero eso nos convertiría en una página educativa y POR AHÍ SÍ QUE NO PASO. 

“La peor parte, siempre se la llevan los niños”.

José Miguel Fernández Cupido, oriundo de la gaditana localidad de Arcos de la Fra. Decidió hacer la guerra por su cuenta. Motivado por semanas de publicidad sobre San Valentín y deseando ayudar a los enamorados, se convirtió en un verdadero Cupido.
“Se quitó la ropa delante de mí, se puso unos pañales y luego agarró el arpón de mi manolo, que cazaba ballenas en el Atlántico en sus días mozos”, nos explica la madre del desaprensivo.
Ni corto, ni perezoso, ni nada de nada, el improvisado Cupido de andar por casa salió a la calle y camino hasta llegar a una plazoleta. Descubrió allí, en un banco, a una pareja que se declaraba su amor.
“Ella me estaba diciendo que sin mí, no podía vivir, pero resultó ser más importante su bazo”, narra, aún nervioso, el elemento masculino de la pareja, que pudo ver cómo la joven era ensartada totalmente de un certero arponazo.
La peor parte llegó cuando se acercó a un centro de educación primaria, donde los niños estaban haciendo un corazón en el patio. José, por algún motivo, tuvo la fijación de ensartar a los que componían en ventrículo izquierdo. 

“Las autoridades sanitarias hicieron todo lo que pudieron”.

Fue entonces cuando apareció Cupido, el de verdad, que gritaba algo sobre el intrusismo laboral y el respeto a los demás. Un nuevo ataque de arpón y el famoso criajo alado fue abatido, cayendo sobre un coche.
Con todo un mundo de posibilidades a su alcance tras arrebatar a Cupido el arco y las flechas, inició una campaña de ataques indiscriminados contra todo el que se cruzaba delante de él.
“La verdad, con las flechas de Cupido no mataba a la gente, pero cuando se cruzó con el mimo, en lugar de usar las flecha, empezó a darle de tortas con una señal de STOP. Lo divertido fue ver cómo mimo fingía estar al otro lado de una pared de cristal para defenderse”. Las autoridades sanitarias hicieron todo lo que pudieron. Trataron con sumo cuidado las zonas de impacto, vendaron, enyesaron, escayolaron, remacharon… pero a pesar de todos sus esfuerzos, la señal tendrá que ser sustituida por una nueva. “Es que la ha dejado que da pena”.
El ayuntamiento de Arcos prometió que levantará un mausoleo a la señal, como recuerdo a una pobre señal que “cayó en acto de servicio”.
Como colofón final, varios borrachos miembros de la redacción, fueron tras José gritando “te quiero tío” y “Eres mi amigo”.
Esperamos desde la redacción que estos sucesos no empañen el día de San Valentín.

  En la redacción hemos recibido algunos mensajes de los tortolicos de estas fiestas, intentando hacer que sus parejas sepan en mayor o menor medida lo muy mucho que son amadas.
Desde luego, siempre es un placer ver un bonito corazón.



2 comentarios:

  1. Pobre señal, y en San Valentin, cada vez el mundo esta peor.

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  2. Sí, el mundo va para atrás. Si no respetamos a las señales de tráfico... ¿qué nos queda?

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