“Hay dos dependientes
que se llaman Manolo”.
El tufo de la noticia, después de todo
el tiempo pasado lejos de las rotativas, trae de vuelta a ExMundo al
mundo de los documentos virtuales que la gente mira un poco por
encima, justo antes de poner en el buscador de Google “Tetas”.
Pero en esta ocasión el tufo de la
noticia de un tufo intenso, desagradable y que ha conmocionado a la
pequeña población de Villapaco de los Gandules.
“Todavía estamos todos consternados,
no podemos creernos que haya gente con tan mala baba, como para hacer
algo así”.
Y es que en la pequeña localidad hay
un centro comercial de buen tamaño, con un Maxi Dia, un
establecimiento de Zara, una tienda de pestañas postizas, y dos
señores, que regentan una tienda de maquetas de diputados, y que los
dos se llaman Manolo.
Ha sido en esta tienda en la que, sin
motivo aparente, entró ayer Ambrosio el Guarro, como le apodan
cariñosamente en el pueblo para que no note el asco que le tienen.
Parecía dispuesto a pasar la tarde allí, imitando al resto de los
compradores, restregando las narices por los escaparates para soñar
con cosas que no podía comprar cuando, de pronto, se llevó la mano
al bolsillo interno de su chaqueta.
“Yo, en cuanto vi que se llevaba la
mano al bolsillo interior, lo único que se me ocurrió fue tirarme
al suelo y suplicar piedad. Tengo una esposa y dos periquitos, tengo
que volver a casa con vida” nos explica uno de los vigilantes de
seguridad.
Nadie tiene muy claro si Ambrosio entró
allí con malas intenciones, o sus intenciones eran buenas, pero le
dio un “mal pronto” cuando vio que habían subido el IVA de las
muñecas hinchables.
“Del modo que sea, lo que hizo es
terrible” nos explica una dependienta, que por suerte, ha salido ya
de la UCI, después de pasar horas metida en una bañera con lejía.
Ambrosio sacó del bolsillo interior de
su chaqueta una bola de calcetines muy sudados, que utilizó, sin
miramientos, contra todo lo que se le puso a tiro.
Golpes contra los escaparates, golpes
contra los clientes, golpes contra las plantas que decoraban el
centro…
“No estamos
preparados para tratar heridas por impacto de calcetín sudado”.
“Gritaba contra el gobierno mientras
nos pegaba con los calcetines sudados en la cara. Yo le iba a pedir
que no lo hiciera, pero me explicó que se estaba expresando y, claro
está, yo no voy a censurar a alguien que sólo está expresando su
opinión, que luego me dicen facha por la calle y no, que se exprese
el pobre hombre”.
Pues sí, señores. Con la premisa de
que “estaba expresando su opinión sobre la situación actual del
país y los ciudadanos”, nadie tuvo valor de detener a Ambrosio, ni
siquiera cuando se cebó con un señor, golpeándolo con saña, hasta
dejarlo para el arrastre. Por desgracia, el señor golpeado no puede
hacer declaraciones porque falleció horas después, justo cuando
llegaban, con una rapidez inesperada, dos ambulancias, junto a un
caracol que pasaba por el lugar.
El terrible episodio de violencia
gratuita ha preocupado a las autoridades. Los agentes están
preocupados ante la escalada de “violencia por opinión” que
parece haberse desatado en los alrededores. “Tenemos a cuatro
agentes ingresados por impacto de calcetín sudado, uno de ellos en
estado muy grave, pero si intentamos detenerlos, dicen que no los
dejamos opinar y nos llaman fascistas y represivos”, nos explica un
agente.
La peor parte nos llega desde los
centros médicos, pues, según nos han explicado diferentes
especialistas, “no estamos preparados, en ningún modo, para tratar
dolencias por impacto de calcetín sudado, por lo que tenemos que
dejar morir a algunas de las víctimas, para que se queden libres las
habitaciones y poderlas alquilar a los turistas, que así, por lo
menos, nos sacamos algún dinero para comprar tiritas”, según
palabras del director del cercano Hospital Nuestra Señora de los
Desamparados.
Desde la redacción, confiamos en que
la violencia termine, que el caos no tome nuestras calles y la excusa
de “es que es mi opinión” no se ponga de moda, porque parece que
la sociedad no está preparada para encarar problemas de este tipo.
Recuerden, los calcetines sudados, a la
lavadora, pero si están muy sudados, al fuego. Nunca use un calcetín
sudado contra otro ser humano.
Seguiremos informando.
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